sábado, 9 de agosto de 2014

Diario de un escolar Cap. IX: Luces, cámara, acción



Patio central del Roosvelt
(Clase de teatro)

“A ver muchachos necesitamos hacer las cosas bien para la presentación del día de la madre, ¡Pónganle sentimiento!” – Dijo el viejo profesor De la Vega a su grupo golpeando su bastón contra el suelo. 

“Tú y tú” – señaló el profesor con su bastón a Carlos y a Eduardo – “Veamos que pueden hacer, a sus puestos. Y… ¡Acción!”

“Esto es una ofensa a mi honor, no puedo tolerar una calumnia tan vil como esa a mi persona” – Dijo Eduardo acercando una espada de utilería a la garganta de Carlos – “Usted miente, usted mando a asesinar a mi sobrino, heredero del trono ¡Puesto que usted no estaba de acuerdo con la boda!” – Exclamó Carlos alejando la espada de Eduardo.

“¡Silencio!” – Gritó Eduardo – “¡Esto ha ido demasiado lejos!” – Exclamó – “¡Pagarás las consecuencias por tratar de manchar mi honor!”

“¡Paren” – Gritó el profesor – “Uy, hice algo mal…” – Pensó Eduardo, empezando a ponerse nervioso. “Jovencito Eduardo…” – Dijo el profesor acercándose – “¿Hice algo malo profesor?” – Dijo Eduardo nervioso.

“¿Tú? ¿Mal?” – Se extrañó el profesor – “Tu actuación ha sido extraordinaria, por favor, aplausos para él” – Dijo él empezando a aplaudir.

Todo el mundo le aplaudió, inclusive Carlos, parecía que era otra persona cuando encarnaba al personaje de la obra.

“Alumno Carlos…” – Dijo el profesor poniéndole su mano arrugada en el hombro – “Dígame” – Respondió Carlos– “No lo hizo mal, pero necesitamos más energía, se que puedes mejorar, ¡Animo!” - Respondió el profesor de la Vega animando a Carlos dándole unas palmadas en la espalda.

“Siéntense, vamos a seguir” – Dijo el profesor. Eduardo y Carlos se sentaron pero al primero se le acercaron varios integrantes del grupo de teatro, “Quién lo diría… Eduardo se volvió popular…” Pensó Carlos. 

Sean y Gabriel se le acercan, “Pero Carlos, ¿Acaso Eduardo es así en el salón? Sabes que no lo es, ¿Pero como le pasó esto?” – Preguntó Sean “Ni idea, pero se le salió el macho jajajaja” – Reía Gabriel.

Carlos se ríe, después de relajarse un poco responde a ambos –“Algunas personas cuando encarnan a algo fantástico cambian, pero en la realidad son iguales.”

“Bueno, en eso tienes más que razón” Dijo Sean sentándose al lado de Carlos, Gabriel mira un rato a Eduardo – “Eduardo está cambiando, creo, por lo que le hizo a Vladimir en el salón ya no se deja pisotear así no más” – dicho esto abrió su mochila y guardó una copia del libreto.

Carlos le contesta – “No creo Gabo (Gabriel) si bien se libró de Vladimir, tiene que liberarse de todos, por ejemplo tendrá que bajar de las nubes a la creída de Carmen y alejar a Vladimir de su hermana”

“¿¡QUE!?”- Gritaron atónitos los dos – “Me enteré que Sara humilló a Vladimir por querer insinuarla” – Respondió Sean – “¡Maldito Vladimir! Nunca terminaré de entenderlo”

“Tienes razón Sean, pero que esto quede entre nosotros, no hay que arruinarle a Eduardo sus quince minutos de fama” –Dijo Carlos.

Eduardo y el grupo de teatro

“Oye te salió genial la presentación” – felicitaba un chico a Eduardo – “De verdad que no sabía que eras tan talentoso, enséñame ¡Por fa! – Le dijo una chica – “Emm… que vergonzoso…” pensó Eduardo sonrojandose . “Bueno ya basta de tanta distracción y volvamos a la clase” – dijo el profesor haciendo ruido con su bastón.

“Me gusta como actúas…” – le dijo una chica tímidamente a Eduardo, Eduardo se volvió a sonrojar “Gracias…” – respondió titubeando. “Oí lo de tu lío con Vladimir, que bien que lo pusiste en su sitio…” le respondió aquella chica agachando la mirada, Eduardo se quedó mudo. Después de un silencio incómodo entre ambos le respondió a aquella chica “Soy Eduardo… ¿Cómo te llamas?” – “Mi nombre es Natalia, pero me puedes decir Naty” – le respondió en voz decreciente.

“A ver jovencitos… ¡Atención!, ¡Dejen de charlar!” – Ordenó el profesor golpeando su bastón A lo que Gabriel se levantó señaló a Eduardo y gritó “¡Buena Eduardo!”

“Wuuuuuuuuu…” –Gritó el grupo, los 2 chicos se avergonzaron y se sonrojaron.

Después de clases

Todos habían salido, Eduardo se quedó en el colegio puesto que tuvo que arreglar un documento con la secretaría de la escuela.

Natalia lo vio y quiso acercársele, pero tuvo miedo y paso de largo, Eduardo reaccionó al verla salir y salió detrás de ella. “¡Naty! … ¡Espera! Le grito agitado por la carrera y ella al escucharlo se detuvo tímida con el corazón en la garganta y las mariposas en el estomago

“Quieres… ¿Qué nos vayamos juntos?” – le preguntó ella – “no creo que vivas por donde yo vivo” le dijo Eduardo. “En realidad yo se que vives en Manchay, por algo tu viejo apodo”- respondió Natalia entre risas – “Bueno, ¿Dónde vives?” – Preguntó Eduardo –“También vivo por ahí pero en una zona más residencial” – Respondió Natalia - “Ya veo” – Respondió Eduardo – “¿Nos vamos juntos?” – Preguntó Natalia –“Si, ¿Por qué no?” respondió Eduardo y caminaron juntos mientras caía el ocaso

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