Saludos a todos los visitantes y lectores de este humilde blog.
Seguramente se querrán preguntar de que voy a hablar en la publicación de hoy, es una experiencia personal, que estoy seguro que les ha pasado antes.
Empezaré con un pequeño relato ficticio:
Me levanté a las 7:00am, luego de saludar a mi esposa y a mi pequeña hija decidí tomar mi merecido desayuno, después de haberme arreglado y aseado previamente, mi pequeña hija me contaba emocionada lo que aprendió en el colegio, con una gran euforia, mi esposa andaba preocupada porque mientras se alistaba para salir estaba a mil por hora con el desayuno. Mi hija haciendo un gesto, derrama mi café sobre mi camisa, yo enfurecido la recriminé, mi hija se puso triste y después se fue a llorar sin terminar su desayuno, mi esposa empieza a discutir conmigo y yo discuto con ella, el desayuno se le quema y para empeorar las cosas tenía que buscar otra camisa nueva para poder ir al trabajo, mi hija en silencio se va a esperar al bus que la llevaría al colegio, yo ofuscado me voy en mi auto al trabajo con prisa, corrí como pude por todas las avenidas que están en mi ruta, pero encontré un embotellamiento tremendo, me quede en el tráfico por más de media hora.
Luego de pasar el embotellamiento, llegué a mi trabajo, y el listillo de mi jefe se le antoja dejarme una pila de trabajos para la noche, eran unos informes que jamás iba a terminarlos, a menos que me quedara hasta pasada la hora de salida, yo reclamé, pero mi jefe me dijo bien claro que esos informes eran urgentes y que los necesitaba para esta noche, no importa como haga, con tal que lo cumpla. Luego de refunfuñar y quedarme impotente ante lo que me dijo mi jefe, reviso mi agenda y me doy cuenta que hoy mi hija tenía una presentación en su escuela, y con esta montonera de trabajo iba a ser imposible poder ir a verla, y recuerdo como me contaba ella con muchas ansias sobre su presentación.

Luego de un mal día y de vuelta haberme atascado en el tráfico mi esposa me cuenta que mi hija no quiso salir a actuar, porque yo no estaba y que por mi culpa se puso a llorar por mí, pensó que no la quería y que le avergonzara que hubiera sido mi hija.
Yo me sentí tan mal, que rompí en lágrimas, mi esposa ya más tranquila me consoló en lo que pudo, fuí al cuarto de mi hija, se encontraba media dormida, me acerqué y le susurré que lo lamentaba y que prometía compensarle mi mala actitud, que me sentía orgulloso de que fuera mi hija y que nunca la cambiaría por nada ni nadie en lo que me quedara de vida, mi hija se sonrió y me abrazó, sentí un gran alivio en el alma, pero sabía en el fondo que lo que hice estaba mal, volví a mi cuarto con mi esposa y le pedí disculpas por mi mal temperamento al teléfono, había tenido un mal día y no quería que ella, por culpa de mis problemas, fuera afectada.
Mi esposa sonrió me dio un gran beso y decidimos dormir, mañana era un nuevo día y no podíamos detenernos en este problema que surgió hoy día.
Aquí quiero preguntarles a todos, ¿Quién no tuvo un mal día, en el trabajo, en la escuela, en el instituto o con alguien? Y hemos explotado con gente que no tenía nada que ver con nuestros problemas.
Seguramente muchos de nosotros nos sentiremos identificados con esta clase de situaciones, ahora les pregunto yo, ¿Que hubiera pasado si en vez de recriminarle a la hija, hubiéramos colocado nuestra mejor sonrisa y simplemente hubiéramos olvidado el incidente y aunque sigan los problemas, haberlos afrontado con una mejor cara?
La esposa te contestó así por lo que le hiciste en la mañana, la hija lloró por la culpa de que la gritaste y no quiso actuar, y tu jefe simplemente fue la cereza de la torta.
Estimados lectores, espero que esta historia les haya gustado, tanto como yo al haberla redactado y espero que ahora en adelante, pensemos mejor nuestras acciones al hacerlas.
Saludos cordiales
Arlequín Negro
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