Saludos a los lectores y visitantes de este humilde blog.
El día de hoy les vengo a evocar algunos de sus recuerdos más profundos, como lo es el primer amor, oh el primer amor, tan fuerte y que creemos que es el único y verdadero...
Muchas veces nuestro temor en esta clase de situaciones es ser correspondido, tener miedo al rechazo o a que nos dejen en la famosa zona del amigo conocida como "friendzone", quisiera hablar de esto con una pequeña historia ficticia, pero antes creo que deberíamos colocar una canción romántica para empezar este relato.
Estaba yo en mi primer año de secundaria, habían empezado las clases recientemente, y justo se incorporaban nuevos compañeros a mi aula, la verdad ninguno de ellos me llamaba la atención, suponía que solo iban a ser otros más que vienen, y que al final de año se irán de mi escuela porque fácilmente no les gusta.
Pero justo ese día que llegué temprano, veo a una hermosa chica pasar por el patio principal, con el uniforme de mi escuela, con una mochila morada, ojos marrones, cabello negro largo y muy brillante, y de una piel tan blanca como la nieve.
Podría decirse que fue un amor a primera vista, yo por primera vez en mi escuela me había sentido tan emocionado, quería acercarme a ella, pero tenía miedo de lo que pudiera pensar de una persona tan directa y frontal como lo quería ser como yo. La seguí con la mirada, ilusionado pensando que iba a entrar a mi aula y que de esa forma podría tener un contacto más directo con ella.
Lamentablemente no fue así, se fue al salón de al lado, donde todos me caían como un plomo (es decir que eran unos pesados) supuse que no sería fácil buscarle el habla, porque los de aquel salón le explicarían que ambos salones nunca nos hemos llevado bien y que me catalogarían en un estereotipo que no me correspondía.
Los días fueron pasando y con solo verla me enamoraba cada vez más de ella, pero no podía acercarme a ella porque los de aquel salón me impedían, por una tontería acercarme a ella. Decidí buscarla a la hora de salida, mientras que estaba sola, se le notaba sola sin muchos amigos, obviamente por lo que era nueva en la escuela.
La hora llegó y decidí hablarle, descubrí que su nombre era Claudia, y que vivía cerca a mi casa, le propuse para irnos juntos de ahora en adelante, para que no se sintiera tan sola, y poco a poco tuvimos un acercamiento mayor, ya nos hacíamos chistes y teníamos un grado mayor de confianza, y el sentimiento que sentía por ella fue creciendo cada día más y más.
Y yo quería saber si ella sentía lo mismo que yo sentía, así que me armé de mucho valor, arranqué una rosa roja que encontré en un jardín, y decidí buscarla a su casa, toqué el timbre con mucho miedo, ella me abre la puerta y me invita a pasar, yo habia ocultado la rosa en una mochila que había llevado, estaba que sudaba y que las piernas me temblaban del miedo, Claudia no entendía que pasaba y me preguntaba porque me encontraba así.
Yo le dije, que desde que la conocí me pareció una gran chica, me parecía una excelente persona y sobre todo que sentía que estar a su lado era lo mejor que me podía pasar, Claudia se sonroja, yo saco la rosa roja de mi mochila y le digo: "Claudia, yo te amo. ¿Deseas ser mi enamorada?" Ella sin pensarlo, me jaló de la camisa y me besó.
Oh el amor, el primer amor, qué recuerdos... Esa sensación de ser correspondido es única, una felicidad y una sensación de realización extraordinarios, pero en este caso hablamos de una correspondencia, en una próxima publicación hablaremos de no ser correspondido.
Espero que esta historia les haya gustado
Saludos cordiales.
Arlequín Negro
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